miércoles, 18 de septiembre de 2013

El cerebro necesita de 1 a 5 días para readaptarse tras las vacaciones

 

El cerebro necesita de uno a cinco días para readaptarse a los horarios tras las vacaciones, dado que los descansos prolongados acentúan las alteraciones en el sueño y en el estado de ánimo y los más afectados por esta situación son los lactantes, los menores de cinco años y los ancianos.

Estas afirmaciones las ha realizado la doctora en psicología clínica y profesora de los Grados en Maestro de Educación Primaria e Infantil de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Blanca Tejero, para quien el comienzo del curso escolar y laboral permite la recuperación de la rutina, con horarios que ponen orden en las vidas de los niños y de los adultos.

Ha añadido, a través de una nota de la UNIR, que las vacaciones suponen un punto de inflexión en la vida laboral y personal, pero hay personas que sufren de forma extrema volver al trabajo, a las aulas o a las actividades cotidianas tras un periodo de descanso.

"El cambio de horario y el final de las vacaciones acentúan alteraciones en el sueño y en el estado anímico", ha subrayado Tejero, para quien el cerebro necesita entre uno y cinco días para readaptarse a los horarios después de los cambios de hora y de las vacaciones, y, como consecuencia de ello, se pueden observar cansancio, alteraciones en el sueño y en el estado anímico.

Para ella, "este desajuste se produce por un cambio en los niveles de hormonas en el hipotálamo, un reloj biológico interno que adapta este proceso" y que indica, por ejemplo, los tiempos de relajación, hambre, sed, necesidades fisiológicas, interpretación de motivaciones y la sensación de plenitud.

También regula la secreción de las neuronas melatonina, que se encarga de empezar y regular los procesos de sueño y vigilia, y serotonina, que está implicada en el estado anímico y la vitalidad de las personas.

Tejero ha asegurado que no afecta de la misma manera los cambios de horarios, pero cree que la mayor afectación a personas mayores se debe a que su ciclo sueño-vigilia suele estar alterado y carecer de sincronizadores sociales que facilitan que se puedan adaptar al cambio de hora.

Ha añadido que, en el reloj biológico de los niños, por su dificultad de compresión de la nueva situación, les indica que se acuesten y levanten a la misma hora que lo hacían hasta ese momento.

A ello ha sumado que la afectación no es tan grande en jóvenes y adultos porque son capaces de comprender qué cambios se producen y pueden acomodarse a la hora que marca el reloj externo para realizar las distintas actividades.

martes, 10 de septiembre de 2013

La salud infantil y la vuelta al colegio

La vuelta al colegio o el ingreso a la guardería, no sólo trae nuevos conocimientos y amistades para los bebés y niños, sino también algunas enfermedades para los pequeños y preocupaciones para los padres.

Cuando arranca el periodo escolar, se disparan las enfermedades comunes, especialmente en bebés y niños menores de 5 años de edad. Los pediatras aseguran que los meses de septiembre y octubre son la época de mayor riesgo de contagio de enfermedades infantiles, debido al contacto ocasional y a la gran cantidad de escolares concentrados en aulas cerradas. Por tanto, cuando empieza un nuevo curso escolar, es normal que el número de pacientes aumente en las consultas médicas.
Por lo general, se trata de enfermedades víricas o que forman parte del desarrollo del niño. Catarros y resfriados son las más habituales en estas épocas del año.
La diarrea aguda es otra de las enfermedades más frecuentes en los niños durante el otoño (en ocho de cada diez casos es originada por un virus).
Para que los niños no sean víctimas de la diarrea aguda se recomienda darles de beber agua mineral, lavarse las manos al preparar alimentos y después de ir al baño; lavar bien los alimentos y utensilios como biberones.

Normalmente, el curso de estas enfermedades no requiere un tratamiento especial, aunque sí específico, haciendo que el niño se recupere en tres o cuatro días. Todo dependerá de la salud y defensas que tenga en ese momento y su edad. Cuanto más pequeño sea el niño, más posibilidades tendrá de contagiarse.

A partir de los 5 años de edad, las posibilidades van disminuyendo, ya que el niño presenta un sistema inmunológico más equilibrado.
 
Catarros y resfriados son las más habituales en estas épocas del año.
Consejos médicos para prevenir enfermedades en otoño
Según los pediatras, la mejor forma de prevenir este tipo de enfermedades es:
  1. Ofrecer una alimentación equilibrada y variada a los niños.
  2. Evitar la automedicación.
  3. Mantener a los niños muy bien hidratados.
  4. Acudir siempre al médico cuando el niño presenta síntomas de alguna enfermedad.
  5. Hacer todo lo que sea posible para evitar las consultas de urgencias.
  6. Sobretodo, no agobiarse. Es normal que los niños enfermen. A pesar de todo, las enfermedades son necesarias para la formación de su sistema inmunológico.
Por otro lado, conviene saber que al regreso de vacaciones los niños también pueden sufrir el síndrome postvacacional. Según un estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, este síndrome afecta a los niños entre un 5 y un 8% (principalmente a los hijos de padres que también lo sufren).
Algunos signos son tristeza, apatía, decaimiento, falta de concentración, incluso, a veces, cierta ansiedad e irritabilidad, y en casos extremos, dolor de cabeza, de estómago o incluso insomnio.

los niños también pueden sufrir el <strong>síndrome  postvacacional</strong>
 
Ante todo esto, ¿qué podemos hacer?
Lo primero no darle más importancia de la que en principio tiene y ser conscientes que en el transcurso de una semana más o menos todo volverá a la normalidad. No obstante, hay ciertas pautas que pueden ayudar a que todo sea más llevadero para el niño y que se minimicen los efectos producidos por la “reentré” escolar:

1. Establecer nuevos horarios para dormir y despertar (ir ajustando el horario de vacaciones con el colegio). Eso ayudará al niño a que no acuda cansado al colegio, evitando que esté irritado y malhumorado.

2. Repaso del curso anterior. Conviene buscar un momento a diario para que los niños revisen los contenidos del curso anterior: repasar tablas de multiplicar, reglas de ortografía o algún tema de conocimiento del medio puede ayudar a eliminar inseguridades al comienzo de un nuevo curso.

3. Reencuentro con amigos. Sería interesante que el niño entrara en contacto con sus mejores amigos del colegio e intentara encontrarse personalmente con ellos para jugar, y así romper un poco el hielo del reencuentro.
4. Actitud positiva. Evita dar importancia a las palabras del niño, cuando se queja de que tiene que volver al colegio. ¿A quién no le gustaría estar siempre de vacaciones? Por esta razón, hay que buscar adoptar una actitud positiva.

El cuidado de los pechos durante el embarazo y la lactancia

El pecho de la mujer se prepara de manera natural para la lactancia desde que ésta queda embarazada. Por ello, no es necesario utilizar cremas ni jabones especiales para el pecho durante el embarazo. Es suficiente mantener una higiene adecuada de esa zona, al igual que durante el período de la lactancia.

Cuidado de los pechos de la embarazada
El organismo de la mujer se prepara para la lactancia desde el momento en que queda embarazada. La aréola, zona circular alrededor de los pezones, se oscurece. Las glándulas y conductos se desarrollan y maduran y, como resultado, los pechos aumentan de tamaño para desarrollar la capacidad de producir leche. El cuerpo comienza a almacenar grasa adicional en otras zonas con el fin de suministrar la mayor energía necesaria para la lactancia.


La estimulación de los pezones en exceso puede dañar las pequeñas glándulas en la aréola (dedicadas a segregar un líquido lechoso que lubrica los pezones y los prepara para dar el pecho) y puede también provocar la secreción de hormonas que fuerza al útero a contraerse, acelerando el fin del embarazo.

El roce durante el acto sexual no es dañino para los pezones, ya que se trata de un contacto suave.

Cuidado de los pechos durante la lactancia
Conviene evitar los jabones y las lociones que resequen la piel, ya que con la succión se pueden abrir grietas y provocar pequeñas heridas. No es recomendable utilizar tampoco ninguna clase de crema. Basta la ducha normal.

Durante la lactancia, los pechos son más grandes y pesados de lo habitual. Por ello, se aconseja utilizar sostenes especiales: se ajustan más fácilmente y tienen más espacio para el pecho.

Una vez finalizado el embarazo y la lactancia, los pechos vuelven a un tamaño similar al previo. La flacidez se puede combatir con ejercicios específicos para tonificar