jueves, 23 de enero de 2014

¡¡Celebra tu menopausia!!

Ha llegado la menopausia, y nuestro consejo es: afronta esta nueva etapa de tu vida con una actitud positiva, porque viene cargada de beneficios.
La llegada de la menopausia viene acompañada de una verdadera revolución hormonal para la mujer. Como consecuencia de esto, algunas sienten ciertas molestias, como sofocos, cambios de ánimo o excesiva sudoración, pero en ningún caso se trata de una enfermedad, por lo que no hay que afrontarla como tal. Además, para muchas de ellas, el hecho de que ya no puedan tener hijos les lleva a pensar que ya no aportan nada a la sociedad, cuando es todo lo contrario. La madurez es una virtud, es un cúmulo de experiencias en la vida que hay que intentar transmitir a las generaciones posteriores. No hay que olvidar que las mujeres a esas edades son una referencia y un ejemplo a seguir para los hijos, y una fuente de cariño para los nietos.

1. Olvídate de la regla


¿Has pensado en que ya no tendrás que soportar más, un mes tras otro, toda la “parafernalia” que acompaña a la menstruación? Con su cese, puedes olvidarte de los dolores los días previos, de la hinchazón abdominal, de los cambios de humor o de las ganas de comer dulce, que hacen engordar. Poco a poco dejarás de tener sangrados, lo que también conlleva un ahorro en productos de higiene íntima, que nunca viene mal, y te sentirás más libre, porque ya no estarás tan pendiente del calendario. ¿Cuántas veces has planificado un plan dependiendo, en cierta medida, de cuando te iba a venir la regla? Es cierto que ya no podrás tener hijos, pero es hora de dejar esa tarea a las más jóvenes, y disfrutar de los nietos, a los que
podrás mimar y darles los caprichos que quizá no diste a tus hijos.
 
2. Stop a la pérdida de hierro
Por fin, todo el hierro que adquieras a través de la alimentación lo podrá aprovechar tu organismo en su totalidad, ya que, hasta ahora, a través a los sangrados de la menstruación perdías una cantidad importante de dicho mineral, especialmente si el periodo se prolongaba o el sangrado era abundante. Para muchas mujeres, esto es el origen de una anemia ferropénica, es decir, el cuerpo no dispone de suficiente hierro y, por tanto, produce menos glóbulos rojos o demasiado pequeños. Esta alteración puede dar lugar a diferentes síntomas, como dolor de cabeza, cansancio, problemas de concentración o mareos al incorporarse. Gracias a la menopausia, el riesgo de anemia se reduce significativamente.
 
3. Disfruta aún más con tu pareja


De forma errónea se relaciona la madurez con una disminución de la actividad sexual, pero realmente no hay razón para que sea así. Es cierto que, a partir de la menopausia, puede surgir sequedad vaginal por la reducción de la producción de hormonas, lo que conlleva irritación o dolor vaginal con la penetración, pero son alteraciones que se pueden solucionar con un producto lubricante, o en casos más específicos, con un tratamiento hormonal sustitutivo. Ante esta situación, lo más importante es hablar con el médico, no hay que tener ningún reparo en abordar este tema, porque es totalmente comprensible y recomendable desear mantener una vida sexual activa. Además de seguir disfrutando de esos momentos de intimidad con la pareja, el sexo favorece la producción de endorfinas (hormona de la felicidad) y hasta te ayuda a estar en forma.
A todo esto se suma que ya no necesitas anticonceptivos y, por tanto, no tendrás los efectos secundarios de estos tratamientos que, en el caso de los orales, pueden ser problemas de coagulación, retención de líquidos o tensión arterial alta.
 

Eso sí… ¡Sigue cuidándote!

Para aprovechar todas las ventajas que trae la menopausia, es fundamental gozar de un buen estado de salud, y para ello debes seguir cuidándote prestando especial atención a:
  • La dieta y el ejercicio físico: Los cambios hormonales pueden dar lugar a trastornos metabólicos, por lo que las mujeres deben cuidar su alimentación y permanecer activas para dar de lado a problemas como el exceso de peso, la diabetes o la hipertensión. Además, se recomienda una ingesta extra de calcio, fósforo y vitamina D para evitar la osteoporosis.
     
  • No te saltes las revisiones médicas: Pruebas como una mamografía, una densiometría o una simple analítica de sangre para determinar los niveles de colesterol, glucosa, potasio, etcétera, son fundamentales para llevar un buen control de la salud en general y detectar a tiempo posibles enfermedades que son más frecuentes en la menopausia y en la posmenopausia.
     
  • Déjate ayudar: Si necesitas un suplementación de testosterona para recuperar el deseo sexual o debes tomar algún complemento alimenticio para encontrarte mejor, no hay razón para no hacerlo. No asumas que
    este tipo de alteraciones son propias de la edad y que hay que aceptarlas, porque en la mayoría de los casos se pueden tratar.

jueves, 16 de enero de 2014

Las 8 claves para combatir el estrés laboral.



El estrés es una reacción fisiológica del organismo donde son partícipes distintos mecanismos de defensa para afrontar una situación demandante o amenazante para nuestra estabilidad. Podemos estar estresados y no darnos cuenta, siendo las enfermedades una de las primeras reacciones de este silencioso mal.

Al acostumbrarnos a la vida tan agitada que llevamos, somos muchos lo que ni siquiera nos percatamos del nivel de estrés que llevamos, solemos quitarle importancia al creer que no hay mucho que hacer para combatirlo, ya sea dentro de nuestra vida personal o laboral.

Al acostumbrarnos al estrés, es común encontrarnos con síntomas como ansiedad, inquietud, nerviosismo, temor o angustia, el problema es que es casi imposible darnos cuenta del problema si no se reflexiona fuertemente sobre esto.

Como ejemplo, la parábola de la rana hervida relacionada con esta situación:

1. Si metemos una rana en una olla de agua hirviendo, inmediatamente intenta salir.

2. Si primero la metemos en una temperatura ambiente, la rana se quedará tranquila. Tras aumentar la temperatura (incluso a mayores grados que en el primer caso),la rana no hará nada sino quedarse quieta, aún detectando el cambio de temperatura.

¿A qué se deberá eso?

Así como la rana, los seres humanos experimentamos el mismo principio. Somos capaces de detectar amenazas para cambios repentinos en el medio ambiente, pero no para cambios lentos y graduales.

Increíblemente más del 15% de las enfermedades cardiovasculares en hombres y el 20% de las mujeres se deben al estrés relacionado con el trabajo, sumando algunas otras como problemas gastrointestinales o psicológicos.

Los principales estresores laborales son: la falta de control sobre nuestras tareas, ambiente laboral difícil, sobre carga de trabajo y alta responsabilidad por nivel de puesto.

El estrés es una respuesta natural difícil de evitar, sin embargo,  existen varias claves que podemos realizar de nuestro lado para combatirlo, las cuales les exponemos a continuación:


Antes de ir al trabajo



1. Mide bien tu tiempo. Aunque no lo crean, el levantarse tarde e ir en contra del reloj para llegar a tiempo a la oficina, puede ser un gran causante de estrés.

2. Repasa tus tareas del día. Haz un análisis rápido de tus responsabilidades diarias, asegurándote de llevar todo lo necesario para poder cubrirlas, de esa manera no tendrás que regresar por alguna cosa que hayas olvidado, causando un mayores tensiones a lo largo del día.

En el trabajo



3. Planea tus tareas. Es importante que pongas prioridad a tus responsabilidades. Sabemos que tienes muchas cosas por hacer, sin embargo, si no organizas adecuadamente tu atención a las prioritarias, todas pueden salir mal.

4. Deja un tiempo para pensar. Al sentirte ahogado por las numerosas tareas a entregar, son muchas las veces que las llevamos a cabo sin darles la precisa atención a cada una de ellas, presentando errores en las mismas. Esta situación reduce la eficiencia y productividad en TODOS los casos.

5. Toma un descanso. Son varias las empresas que cuentan con salas o cocinetas donde puedes reunirte con algunos compañeros para distraerte aunque sea 5 minutos.

Esta actividad es sumamente recomendable ya que el  trabajar horas sin parar no sólo disminuirá tu capacidad de concentración, sino que tu capacidad de retención se verá mermada. 

Un simple ejercicio de estiramiento, levantarte y caminar por la oficina puede reducir dramáticamente tu cansancio mental y nivel de estrés. 

6. Organiza tu lugar de trabajo. Inconscientemente nuestro lugar y ambiente de trabajo influye de gran manera en nuestra estabilidad mental. Por ejemplo, tienes que entregar un proyecto en menos de 10 minutos, y aunque ya lo tenías listo con una semana de anticipación, no logras encontrarlo entre la pila de papeles que tienes sobre tu escritorio por el desórden que tienes entre tus archivos.

7. Evita distracciones. Sabes que hoy es tu día límite para entregar esa tarea en la que tanto has trabajado, sin embargo, recibes 10 llamadas al día, de las cuales poco menos de la mitad suelen ser personales, lo que provoca que estés corriendo al último momento para poder concluirlo. evita atender asuntos personales lo más posible y dedicarle el tiempo laboral a temas laborales.

Fuera del trabajo



8. Desconéctate del trabajo. Sabemos que para muchos de ustedes, el desconectarse por completo del trabajo puede ser un gran reto, incluso estando de vacaciones, y es uno de los principales puntos que pueden llevar al estrés a su punto máximo.

Si has decidido pedir días de vacaciones, disfrútalos al máximo, deja tus tareas cubiertas con antelación (lo más posible) y olvídate en la medida de lo posible de esa tensión laboral, te aseguramos que al regresar te sentirás con mucha más claridad mental.

En conclusión, no dejes que el estrés acabe contigo. Son muchas las actividades que puedes realizar para distraerte y eliminarlo. Ejemplo de ellas: Come sano, duerme lo suficiente, haz ejercicio, lee, evita llevarte preocupaciones a casa y organiza el trabajo de manera racional y realista. 

Como dato curioso se recomienda "el chicle" para combatir el estrés. Los expertos observaron que mascarlo en momentos de tensión, disminuye el estrés cinco veces más.


jueves, 9 de enero de 2014

Ejercico físico en la tercera edad


Con el paso de los años el cuerpo experimenta cambios que afectan de manera distinta a cada persona. Por una parte al envejecer, el cuerpo se transforma adquiriendo una nueva imagen, aumentan las arrugas, el pelo se vuelve gris, el peso varía etc. Por otra hay una disminución de ciertas facultades, cansancio prematuro, olvidos etc. pero esto no significa que se esté enfermando, al contrario, hay que vivir esta etapa de manera positiva, como algo natural, conviviendo con este proceso de manera saludable y optimista.
Al llegar a esta época de la vida las personas pueden encontrar el tiempo necesario para realizar actividades que se han postergando por falta de tiempo o por la necesidad de centrar la atención y el esfuerzo en responsabilidades de las que ahora se encuentran liberadas. De todos es conocido que padres muy rígidos con sus hijos se convierten en abuelos permisivos. Es el relevo en las responsabilidades que impone la organización social a los adultos activos, lo que permite a muchas personas manifestarse de una manera más natural, y en muchos casos con un mayor componente humano, al llegar a la vejez. Saber sacarle partido a estas oportunidades de desarrollo personal que nos ofrece ir cumpliendo años compensa, a veces con creces, el cambio físico que conlleva el paso del tiempo.
Hay que tener muy clara la diferencia entre los signos de la vejez y de la enfermedad. Aunque no existen recetas para la eterna juventud, hay aspectos que se pueden controlar y que permitirán continuar con una vida activa, envejeciendo de una manera apacible y poco traumática.

El primer mensaje que se debe hacer llegar a las personas de más edad es que deben mantenerse activos en su vida cotidiana. Muchas personas tienen una forma vida dinámica sin necesidad de participar en programas de ejercicios formales. A través de los quehaceres diarios, tales como trabajos domésticos (ir de compras, cocinar, limpiar, etc.), se puede mantener un nivel adecuado de actividad. Es conveniente potenciar ocupaciones simples como jardinería, bricolaje o paseos diarios. Hay que luchar, en la medida en que se pueda, contra la inactividad. Es evidente que un estado saludable tanto de cuerpo como de espíritu, favorece un envejecimiento apacible.
Aunque la capacidad física disminuye con la edad, el grado de la reducción en la actividad física también se relaciona, en muchos casos, con falta de apetencia o estímulos debido a condicionantes sociales.
Hay que incidir en la generación de estímulos como medio de disminuir la degradación física prematura. La actividad física además de comportar beneficios para el individuo también los comporta para la sociedad por la reducción de costes en sanidad y cuidados asistenciales.
¿Qué beneficios comporta el ejercicio físico en el anciano?
  • Mejora la sensación de bienestar general.
  • Mejora la salud física y psicológica global.
  • Ayuda a mantener un estilo de vida independiente.
  • Reduce el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades (alteraciones cardiacas, hipertensión etc.).
  • Ayuda a controlar enfermedades como obesidad, diabetes, hipercolesterolemia. Ayuda a disminuir las consecuencias de ciertas discapacidades y puede favorecer el tratamiento de algunas patologías que cursan con dolor.
Sin embargo es importante saber que muchos de estos beneficios requieren una participación regular y continua y pueden volverse rápidamente reversibles si se retorna a la inactividad.


¿Qué riesgos comporta el ejercicio físico en los ancianos?
En términos generales, el ejercicio físico moderado no comporta riesgos a las personas de edad. El problema suele originarse en el entendimiento de lo que para cada cual supone la moderación. Es evidente que la sobreestimación de las propias capacidades, la competitividad o el intentar mantener un tono físico similar al de otras épocas pasadas puede comportar serios peligros que deben ser tenidos en cuenta.
  • Los riesgos del ejercicio físico en esta época de la vida se sitúan principalmente en dos ámbitos:
  • En primer lugar existe un riesgo cardiovascular latente.
En segundo lugar hay que valorar la existencia de osteoporosis ya que esta enfermedad, que se caracteriza por una disminución de la masa ósea, hace que los huesos afectados sean más porosos y se fracturen con mayor facilidad que un hueso normal. Si se tiene el aparato locomotor frágil pequeños traumatismos pueden convertirse en lesiones de gran importancia.