Con la entrada a Septiembre para muchos estudiantes es el fin de "lo bueno", adiós a esos días de playa, esas fiestas, esas juergas, etc. Y al mismo tiempo también es vuelta a la vida "normal", vuelta a las clases, a las actividades, a los horarios y obligaciones, etc.
Este es un momento en el año en el que toda nuestra rutina se modifica, y para muchos esto puede suponer un horror.
¿Qué podemos hacer para que esto no supongo una pesadilla?
En primer lugar un buen consejo es ser precavido. Para que nuestra salud no se resienta por el cambio de rutina debemos ir readaptando nuestro organismo al horario que vamos a tener, como por ejemplo, una semana antes de que comiencen las clases ir madrugando cada día un poquito más y de forma progresiva ir llegando a este momento en el que nos deberemos despertar cada día. De esta forma nuestras horas de sueño no variarán de repente y no llegaremos el primer día a clase con más sueño que nunca.
Otro aspecto a tener en cuenta es la hora de comer. Si no queremos que el primer día de clase pasemos las últimas horas muertos de hambre, una buena idea es ir con tiempo adquiriendo también el horario que tendremos para comer, así nuestro cuerpo se adaptará progresivamente al cambio y llegado el momento no supondrá ningún esfuerzo.
En el momento en que comiencen las clases deberemos tener en cuenta de que ahora no estamos acostumbrados y no seremos capaces de llevar el mismo ritmo que llevábamos antes, así que lo mejor es ir adaptándose poco a poco y de esta forma el cambio no supondrá un problema
No hay comentarios:
Publicar un comentario