Este mal básicamente consiste en que el oído interno se irrita y se hincha, dando lugar a vértigo o hipoacusia.
Esto puede ser algo provocado por muchas causas, desde problemas hormonales hasta enfermedades cardíacas. Hasta que no se descubra en cada caso qué es lo que la está provocando es muy importante cuidar la alimentación para así aliviar sus efectos.
Aunque debemos saber que el azúcar es un fuerte desencadenante para esta enfermedad, no solo la que se añade a las infusiones, sino también la que está en el chocolate, helados, galletas, panes, tartas, masas con harina refinada. La ingestión excesiva de azúcar induce el laberinto a enviar mensajes de manera equivocada al cerebro.
Por otro lado, la sal también es negativa para el laberinto, debido a que aumenta la presión en los vasos, dificultando la irrigación y llegada de los nutrientes a la parte interna del oído. El café y los refrescos estimulan por demás el laberinto, y provocan las crisis, las bebidas alcohólicas provocan una intoxicación aguada y favorecen el aumento de la densidad de los líquidos laberínticos.
Para poder evitar las crisis, la mejor manera es comer cada 3 horas, ya que el laberinto necesita un gran aporte de glucosa y oxígeno para cumplir sus funciones. La hidratación también es importante para que las reacciones biológicas funciones perfectamente en el organismo.
Además se debe evitar el tabaco, la nicotina y otras sustancias que son toxicas para el laberinto, haciendo las crisis mucho más frecuentes.
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